TAN ESCLAVOS Y TAN FELICES
El último informe PISA sobre la educación en Canarias no hace más que constatar lo que quien observe de forma casual puede apreciar sin profundizar demasiado: Canarias es una comunidad pobre, que no brinda oportunidades y en donde tener algún talento no sirve absolutamente para nada. Por suerte, la habilidad desarrollada de un tiempo a esta parte nos permitirá sortear esta mala noticia como hemos sabido lidiar con la de ser una de las regiones con más ciudadanía en riesgo de exclusión social, con más paro o con los salarios más bajos.
Durante décadas hemos ido construyendo una región en la que tener estudios no sirve para gran cosa. La mayoría de los puestos de trabajo están en un sector turístico que, salvo en un ínfimo porcentaje de los puestos, no requiere más cualificación que la necesaria para llevar una cerveza a una mesa, limpiar los baños o colocar hamacas. Además, nuestro mercado laboral está bien engrasado gracias a un nivel de enchufismo como es difícil de encontrar en otra parte: lo normal es que los cargos de responsabilidad (casualmente los mejor pagados) sean ocupados por familiares, ya sean primos, hermanos, o, principalmente, cuñados. De tal forma que, por lo general, el ascenso laboral está más relacionado con el spanish amiguismo que con la preparación.